LA INVISIBILIDAD DE LA MUJER EN EL CAMPO

 

Como funcionaria de la Agencia de Información y Control Alimentarios, organismo autónomo perteneciente al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, he decidido hacer una reflexión sobre las desigualdades entre mujeres y hombres, que si bien siguen siendo considerables en prácticamente todos los ámbitos de nuestra sociedad; hay uno que destaca por encima de los demás y es en la agricultura.

Os dejo el enlace de la noticia en la cual baso mi reflexión https://efeagro.com/entrevista-libro-mujer-rural-siglo-20/

En ella, ha tenido lugar la presentación de un libro escrito por historiadoras agrarias que abordan este tema.

Y es que, el trabajo en el campo siempre se ha considerado cosas de hombres. Eran ellos los que cultivaban las tierras y las mujeres las que se encargaban de las tareas domésticas, del cuidado de los hijos… Como bien indica la noticia, siempre ha habido una invisibilidad de la mujer en la agricultura, acentuada esta por el mundo rural ya que todos conocemos el problema de la “España vaciada”, la cual incrementa esta desigualdad en las mujeres.

Si bien es cierto que desde hace unas décadas se está intentando poner remedio a este tipo de desigualdad, todavía queda mucho por hacer. Un ejemplo, sería el lograr la equiparación en cuanto a titularidad de explotaciones agrarias con los hombres. Porque según estudios recientes publicados por el INE, las mujeres no son ni la mitad en número titulares de explotaciones respecto a los hombres.

Como bien indica la noticia, desde tiempos inmemoriales el campo siempre ha estado masculinizado; lo que ha supuesto un gran hándicap para el desarrollo de una mujer independiente y autónoma, haciéndole creer que su vida en zonas agrarias está supeditada al hombre. Que ellas no son aptas para llevar una explotación agrícola y mucho menos, “dirigir” a trabajadores “hombres”.

Es triste que exista discriminación en este tipo de trabajo, pero es lo que de generación en generación se ha ido transmitiendo, estando muy estereotipado y claramente diferenciados lo roles de la mujer y del hombre en el campo.

Como reflexión, nos deberíamos preguntar qué se podría hacer para exterminar la discriminación entre mujeres y hombres en la agricultura. En primer lugar, pienso que, aunque los distintos gobiernos, han empezado a legislar sobre la igualdad en la titularidad de las explotaciones agrarias, claramente no es suficiente. Hay que darles formación, apoyo tanto económico como instructivo y la oportunidad de hacerles ver que son tan válidas como cualquier hombre en este tipo de trabajos.

Habría que empezar por una “reeducación” tanto para hombres como para mujeres, intentar “borrarles” esas ideas machistas retrógradas por las que el hombre es el que va a trabajar al campo y la mujer se queda en casa. Creo que es la base para solucionar este problema, porque estas ideas están muy arraigadas en nuestra cultura y es lo que en nuestra sociedad siempre se ha considerado como "lo correcto".


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